Cine reciclado
El cine es Otra Cosa Agosto-Septiembre
Ismo, Ismo, Ismo: Cine Experimental en América Latina
Buenos Aires Museum of Modern Art
Presenta Jesse Lerner
Un noticiero cubano de 1960 (el número 49) muestra a un grupo de seguidores
triunfales de la revolución en el techo de las antiguas oficinas de la Warner Brothers
y United Artists en Cuba mientras destrozan los carteles de estas distribuidoras
hollywoodenses con mazas. Sobre las imágenes de las letras iluminadas gigantes
que caen una a una, en orden inverso (R-E-N-R-A-W, la última requiriendo tres
golpes), un narrador invisible entona con soberbia y sin la euforia aparente de los
seguidores: “Durante largos años, los filmes norteamericanos envenenaron las
pantallas de los cines cubanos, haciendo la apología del imperialismo y predicando
la violencia y el crimen. ... Ahora podremos ver las películas revolucionarias de todos
los países del mundo.” Mediante esta y otras expropiaciones, el nuevo gobierno
cubano incautó también infinitos rollos de películas comerciales que más tarde
serían fragmentadas y reutilizadas en muchas producciones del ICAIC (Instituto
Cubano del Arte e Industria Cinematográficos). La reutilización del metraje de
Hollywood (como de fragmentos de otros cines nacionales, incluido el suyo propio)
en el cine cubano posterior a la revolución resuena con una tradición importante de
apropiación y reciclaje dentro de la historia de la vanguardia latinoamericana. En
Manifesto Antropófago, la histórica provocación de 1928 compuesta por Oswald de
Andrade, el poeta y dramaturgo polémico exigió la captura y la ingesta: “Solo me
interesa lo que no es mío. Ley del hombre. Ley del antropófago.” La práctica del
cine experimental mediante la apropiación de fragmentos de películas
preexistentes sugiere las funciones caníbales arquetípicas no solo como
paradigma de una práctica cinematográfica crítica, sino también como una
estrategia mayor de descolonización y como un modelo contundente para la
producción cultural latinoamericana.